En una reunión virtual la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados avanzó y manifestó la intención de votar a favor de una iniciativa que consta en erradicar la ‘’violencia simbólica’’ contra las mujeres, lo que podría darse como una interpretación a la prohibición de los concursos de belleza en nuestro país.

En la reunión, la Comisión emitió voto a favor de tres dictámenes que son: Incluir la violencia simbólica o mediática, reformas sobre paridad de género y consolidar el concepto de revictimización.

Las modificaciones son referentes a declarar como violencia simbólica la realización de concursos, certámenes o cualquier otra competencia en que sea evaluada la belleza o apariencia de mujeres, niñas y adolescentes.

‘’Actualmente la violencia simbólica es ejercida casi de manera normal y encubre relaciones de poder, esto debido a que esta agresión no utiliza la fuerza física sino la imposición del poder y la autoridad y están sutil que se acepta a través de costumbres, tradiciones y prácticas cotidianas’’.

‘’Consideramos que los certámenes o concursos de belleza son eventos, en este sentido, que exhiben a las mujeres mediante patrones socioculturales y bajo estereotipos de género como un instrumento para enaltecer la concepción del cuerpo de la mujer como objeto. Limitan el desarrollo personal de las participantes’’ dijeron las diputadas de la comisión.

Las diputadas mencionaron que la finalidad del dictamen es buscar la definición exacta de violencia simbólica en cualquier concepto de expresión, emisión, ya sea en el ámbito público o privado, de mensajes, patrones, estereotipos, valores icónicos e ideas que transmiten, reproducen, justifican o normalizan sutilmente la subordinación, desigualdad, discriminación y violencia en contra de las mujeres en la sociedad.

La popularidad de estos concursos de belleza, han sido una tradición en el pueblo mexicano desde hace ya varias décadas, sin embargo, a como opera el principio de progresividad en la sociedad, estos concursos empezaron a señalarse como una perpetuación a los estereotipos de género, haciendo con ello, una forma sutil y natural de crear una imagen de la mujer en forma ‘sexista’ en base a los estereotipos de belleza que provocan estos concursos.