Muy poco le duró el enojo al partido de la Revolución Democrática, que buscaba chantajear al Partido Revolucionario Institucional y al Partido Acción Nacional, pataleando que no aceptaría migajas de una alianza, pretendía ser tratado igual que los partidos hegemónicos de esa ecuación. ¡Imagínense ustedes la locura de Jesús Zambrano! de pretender las mismas canonjías que PAN y PRI, cuando éstos tienen alrededor de 18% de votación cada elección y el pobre Partido de la Revolución Democrática apenas y sostiene su registro con el 3%.
Alguien ubicó al Chucho Zambrano y los del Sol Azteca para sumarse a la Coalición en el Estado de México y Coahuila, bien por ellos, que comprendieron el papel que les corresponde, de ver un triunfo que solos jamás obtendrían, al menos no en esta época