POR: DON MAQUI

Dicen que en política nadie está muerto hasta que lo entierran dos metros bajo tierra, y si hay alguien que ha desafiado los obituarios electorales, ese es Adrián de la Garza, como el “Batman” de los priistas regios, ha demostrado que puede recibir golpes, caer desde lo más alto y aún así, resurgir desde las sombras.

En 2021, todo indicaba que el traje de Gobernador estaba hecho a su medida, Morena llevaba a una candidata que estaba fuerte pero se diluyó en la campal, el PAN lo había arropado en una alianza pragmática al llevar un pésimo candidato y la estructura tricolor estaba aceitada.

Pero en política, los giros de guión son más salvajes que en Ciudad Gótica, y el joven disruptivo de Movimiento Ciudadano, Samuel García, terminó dándole la vuelta a la elección, dejando a Adrián con las ganas de habitar el Palacio de Cantera.

De ahí en adelante, parecía que su destino estaba trazado: ser el próximo Fiscal General de Justicia del Estado, respaldado por la mayoría del PRI y el PAN en el Congreso, un cargo de largo aliento, poder real y la oportunidad de cobrarse algunas facturas.

Pero vino el veto de Samuel, que no estaba dispuesto a dejarle ese hueso a su rival, ahí se rompió el diálogo y arrancó un pleito de pronóstico reservado entre ambos.

Lo que no calculó el Gobernador fue que, lejos de aniquilarlo, lo revivió, Adrián se metió de nuevo a la contienda electoral y contra todos los pronósticos ganó Monterrey por tercera vez, le arrebató la capital del estado a Mariana Rodríguez, esposa del Gobernador y su carta más fuerte.

No sólo se trató de una victoria electoral, sino de un golpe simbólico: un recordatorio de que el priismo regio aún respira y que, cuando se trata de operar, no hay partido más curtido en esas peleas que el tricolor.

Desde entonces, Adrián se ha manejado con ecuanimidad en su gobierno municipal, sin aspavientos ni discursos estridentes, ha preferido que su administración hable por él, y eso, en tiempos donde los políticos compiten por la frase más viral, es una estrategia que le ha dado resultados.

Hoy, el 2027 se asoma en el horizonte y no hay muchas dudas sobre quién será el candidato del PRI, los priistas saben que no pueden darse el lujo de improvisar, y aunque algunos en el PAN aún se resisten, la realidad es que no tienen una figura de peso que pueda competirle dentro de la alianza opositora.

Las encuestas y los pronósticos apuntan a que Adrián de la Garza está llamado a ser, de nuevo, el contendiente fuerte contra el candidato o candidata de Movimiento Ciudadano, y si en 2021 fue el gran derrotado, hoy muchos ven en él al rival que puede regresarles el poder.

Porque en política, como en las películas de superhéroes, los villanos de ayer pueden convertirse en los protagonistas de mañana, y el “Batman priista” parece listo para intentarlo una vez más.