POR: DON MAQUI
La llegada de Donald Trump nuevamente a la Casa Blanca anuncia un temporal que pocos quieren enfrentar, pero al que muchos están obligados, su postura migratoria, marcada por deportaciones masivas y una estricta política de contención en las fronteras, representa un reto que atraviesa el Río Bravo y se instala en los despachos de cada Alcalde y en el Palacio de Gobierno de Nuevo León, este es un momento crucial para balancear firmeza política con sensibilidad humana.
UN NUEVO LEÓN EN LA ENCRUCIJADA
Nuestro estado, tierra de esfuerzo y empuje, no ha sido tradicionalmente un destino masivo para migrantes en tránsito o deportados, pero la tormenta que se avecina lo pondrá en el centro de un flujo humano desproporcionado, la promesa de Trump de deportar hasta un millón de personas al año, liderada por su “zar de la frontera”, Tom Homan, colocará a ciudades fronterizas y estados aledaños, como Nuevo León, bajo presión social, económica y de seguridad.
LA OBLIGACIÓN DE GOBERNAR CON ESTRATEGIA
El Gobernador de Nuevo León y los Alcaldes de sus principales ciudades no tienen tiempo para dudar, las decisiones que tomen ahora definirán no sólo la seguridad y estabilidad del estado, sino también su reputación como líderes con visión, hay dos frentes que deben atender con urgencia:
1.-Ordenar y prever el impacto migratorio:
Si Monterrey, San Nicolás, Apodaca o Escobedo, no cuentan con un plan claro para el manejo de este fenómeno, el caos será el único resultado, las oleadas de migrantes no solo saturarán albergues y servicios sociales, sino que también podrían ser caldo de cultivo para el aumento de la inseguridad, algo que ya preocupa en un estado que lucha contra la violencia, la creación de protocolos específicos para albergar, registrar y canalizar a los deportados es una tarea inmediata.
2.-Coordinarse con el Gobierno Federal:
Nuevo León no puede cargar solo con este problema, el Gobernador debe tomar la iniciativa de sentarse con el Gobierno de Claudia Sheinbaum y exigir no solo recursos, sino también una estrategia nacional, los municipios no pueden improvisar con migajas mientras enfrentan una crisis humanitaria de esta magnitud.
EL LADO HUMANO DEL LIDERAZGO
Gobernar no es sólo prever riesgos, sino también actuar con humanidad, los Alcaldes y el Gobernador deben entender que, detrás de cada migrante, hay un sueño roto, una familia desarraigada, una vida en crisis, en este sentido, se debe trabajar en albergues dignos y colaborativos, donde se respete la dignidad de las personas, evitando que sean percibidas como una amenaza más para las comunidades locales.
La solución no es cerrar las puertas ni ignorar el problema, sino construir un puente que permita, de manera ordenada, proporcionar asistencia básica y, cuando sea posible, reubicarlos en destinos más preparados para su integración, al mismo tiempo, se debe educar a la población local para combatir prejuicios y promover empatía.
EL RIESGO DEL DESCONTROL
No seamos ingenuos: un manejo deficiente de esta situación puede ser el caldo de cultivo perfecto para el caos, los flujos migratorios descontrolados no solo saturan servicios, sino que generan fricción social y, en ocasiones, propician la infiltración de criminales que buscan camuflarse entre los vulnerables.
Cada Alcalde debe tener claro que no se trata solo de un problema humanitario, sino de un desafío de gobernanza, el caos no llega solo; lo permiten quienes no actúan con la rapidez y la firmeza necesarias.
LA OPORTUNIDAD DE MOSTRAR GRANDEZA
Pero aquí hay una oportunidad: la grandeza de un líder no se mide en los días de calma, sino en los momentos de crisis, cada decisión, cada palabra y cada acción tomada hoy definirá cómo será recordado Nuevo León en los libros de historia.
Si el Gobernador y los Alcaldes logran manejar este reto con una mezcla de estrategia, humanidad y firmeza, no solo habrán protegido a su gente, sino que habrán dado un ejemplo a toda la nación de cómo un estado puede responder con altura de miras ante la adversidad.
LA DUALIDAD DE LA DECISIÓN
El reto es claro, y la pregunta es inevitable: ¿Será Nuevo León un ejemplo de caos o de solidaridad ordenada? ¿Veremos liderazgos firmes o débiles improvisaciones?
La historia no espera, y los migrantes ya están en camino, Gobernador, Alcaldes: el tiempo de actuar es ahora, decidan bien, porque lo que hagan o dejen de hacer definirá el futuro de Nuevo León y el lugar que ocuparán en la memoria colectiva de su pueblo