Por: Don Maqui
Donde tiemblan es en la familia de Mauro Guerra Villarreal ya que, al estar en duda la alianza con el PRD, o cualquier otro partido, las reglas emitidas por la Comisión Estatal Electoral sobre la paridad deben de seguirse al pie de la letra.
Si bien es cierto, a Mauro Guerra no le desagradaría de ninguna manera que su hermana, la diputada federal Isabel Guerra, fuera la candidata que compitiera en aquel municipio. Lo cierto es que la poca actividad y falta de oficio político de la legisladora complicaría demasiado que pudiera competir, de buena manera, contra Cristina Díaz.
Alfonso Robledo fue el primer panista de Nuevo León que anunció por adelantado que un acuerdo con los amarillos estaba casi cerrado, al parecer tenía información privilegiada de su cuñado. Sin embargo, vaya desconocida que le dio la presidenta del PRD en el Estado a los panistas, los dejó prácticamente noqueados con un video que circuló en redes sociales en donde aseguró que el anuncio del dirigente panista era unilateral, que ellos no habían acordado aún con quien irían en el 2021.
Es claro que el bastión priista de Guadalupe no lo desean perder ni Heriberto Treviño, ni Paco Cienfuegos, mucho menos Cristina Díaz y ni hablar de Ismael Flores, que tienen en aquel lugar su último reducto para lograr mantener su coto de poder a flote.
El único personaje del PAN que pudiera hacerle frente a la maquinaria roja es Alfonso Robledo y no porque sea un excelente candidato, ya que ha demostrado con dos derrotas en un distrito local azul y en la elección del 2015 que no es precisamente el más rentable de los panistas, sin embargo, su trabajo de calle lo avala y es, por lo menos, competitivo.
Lamentablemente la paridad se debe de cumplir y no serán Raúl Gracia, ni Zeferino Salgado, ni mucho menos Víctor Pérez, quienes sacrifiquen algunos de sus municipios para colocar a una mujer y cumplir con los lineamientos de la Comisión Estatal Electoral.
Para ser exactos, en San Nicolás no pondrán una mujer, en Santa Catarina tampoco pondrán una mujer y en Monterrey, en definitiva, la mano que mece la cuna azul no está pensando en colocar a una dama.
Lástima para Alfonso, que otra vez se quedará en la raya pero ahora sin siquiera poder participar.