POR: DON MAQUI
A medida que nos acercamos al año 2027, el horizonte político de Nuevo León se tiñe de incertidumbre, aunque no para todos, si bien la sucesión de Samuel García en la Gubernatura, la renovación del Congreso local, las Diputaciones federales y las Alcaldías se perfilan como puntos cruciales en las contiendas electorales, hay una figura que se mantiene en el centro de todo: Samuel García, el amo y señor de Movimiento Ciudadano en la entidad.
Es evidente que, más allá de lo que algunos quisieran hacer parecer, dentro de los naranjas nadie le hace sombra al “rey del fosfo fosfo”, su poder es tan absoluto que ha logrado superar en su propia carrera al mismo Luis Donaldo Colosio, quien, a pesar de haber sido una pieza clave en la fundación del Movimiento Ciudadano en Nuevo León, hoy se ve relegado a un papel casi decorativo, sin poder de decisión real en la vida interna del partido.
Los designios de García son ley, y no hay duda de que su influencia se extiende a cada rincón de la estructura partidaria, a tal grado que su nombre ha dejado de ser solo un referente político para convertirse en un auténtico emblema de la política naranja.
El último proceso electoral dejó claro, que la fórmula de Samuel sigue siendo efectiva, al menos en lo que respecta a la contención de las fuerzas morenistas y priistas, quienes, aunque con estructuras más grandes, no han logrado arrebatarle a Movimiento Ciudadano el control de una tercera parte del “botín político” del Congreso local, y diversas alcaldías clave.
Su capacidad para “pichar, cachar y batear” ha resultado exitosa, pero la pregunta que se cierne sobre el futuro es si este modelo puede perdurar.
¿Qué sigue para Movimiento Ciudadano? ¿Continuará Samuel García siendo la única cabeza visible, concentrando todo el poder en su persona, o comenzarán a emerger otros liderazgos dentro de la estructura?, el fantasma de un partido unipersonal siempre trae consigo dudas sobre su sostenibilidad a largo plazo, en el escenario del 2027, se debe cuestionar si la figura de García podrá seguir siendo la única guía para la toma de decisiones, o si, en su afán de no perder el control absoluto, terminará perdiendo la flexibilidad necesaria para adaptarse a los nuevos tiempos y nuevos actores políticos que inevitablemente se harán presentes.
Por ahora, lo que es innegable es que la figura de Samuel García sigue siendo el pilar sobre el cual se construye el futuro de Movimiento Ciudadano en Nuevo León, su control no sólo se extiende al gobierno estatal, sino que su influencia sobre el partido parece un mandato divino.
Pero la política, como siempre, es una batalla constante por el poder, quizá en un futuro cercano, los “naranjas” se vean obligados a reconfigurar su estructura interna, y hasta sus propios votantes podrían empezar a cuestionar hasta dónde debe llegar un solo hombre para decidir el destino de todos.