POR: DOM MAQUI

Hace ya más de seis años que la viera y el hígado y toda la soberbia que caracteriza a Zeferino Salgado, Raúl Gracia, y Mauro Guerra, colocó a la exalcaldesa de Monterrey en una posición totalmente desventajosa frente al que sería el ganador de aquella contienda Felipe de Jesús Cantú Rodríguez, que a la postre fue el candidato perdedor de la gubernatura en aquel año.

Para los amantes de la historia debemos de recordarles, que había dos personajes sumamente afines a la ex alcaldesa de Monterrey escribimos de Irasema Arriaga y Elizabeth Rosas, ambas parecía que llevaban amplia ventaja para ser diputadas debido a la cercanía precisamente con la en ese entonces, mujer más poderosa del PAN.

Sin embargo, fiel a la costumbre de actuar con el hígado los mandamás del partido tenían ganas no sólo de descarrilar a Margarita Arellanes de su intento de ser gobernadora, sino también de colocar posiciones en el Congreso del Estado.

En una decisión inédita abrieron elecciones internas sólo en algunos distritos de Monterrey, precisamente en donde pretendían que no ganaran las dos mujeres que señalamos anteriormente, y efectivamente perdieron la elección.

Pero después de ello, vino la peor pesadilla que pudieron conocer Gracia, Salgado y Guerra, resultó ganadora Karina Barrón y Marco Antonio Martínez en esas elecciones internas que abrieron a la militancia.

Todo marchaba perfecto porque habían logrado dejar fuera a las aliadas de Arellanes y no tendría presencia en el Congreso, sin embargo, no contaban con la astucia, como diría el personaje popular de la televisión mexicana, de los ex legisladores de aquella época Karina Barrón y Marco Martínez.

Ambos decidieron “brincar” de las filas del albiazul dejando en estado vegetativo al partido Acción Nacional, ya que, perdió lo que parecía y va a ser una mayoría en el Congreso junto a Samuel García.

Lo demás es historia, han vivido de rodillas con el PRI recibiendo migajas en el Poder Legislativo, y negociando cuanto sea posible para sostener sus canonjías.

Pero como nadie aprende de sus primeros errores, de nuevo Acción Nacional y sus pseudolíderes cometen el mismo error con Víctor Fuentes, a quien subestimaron al grado de que no pensaron brincaría a un partido que tiene posibilidades de ganar Monterrey.

La historia es larga y se la relataremos en una siguiente columna, pero lo claro es que a la tumba de los liderazgos del PAN, sólo le falta un clavo al ataúd y ellos mismos se lo pusieron al desafiar la capacidad política y de negociación de Víctor Fuentes.