Por: José L. Mendoza De Anda.
El terror se siembra en la sociedad, buscando cobijo desgarramos tejidos en búsqueda de esperanza latente.
26 de septiembre del 2014, una noche triste en Iguala, Guerrero, donde 43 estudiantes normalistas de la Escuela Rural de Ayotzinapa fueron víctimas de la realidad que imperaba en todo México.
Hoy son dos años de la tragedia de Iguala, donde, 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos fueron secuestrados y presuntamente asesinados en ese momento.
La desaparición de los 43 de Ayotzinapa, solo es un cuadro más de una galería del horror, causada por los temas de Narcotráfico y mal gobierno. Lo cual era, es y podrá ser el pan nuestro de cada día.
A 5 años de la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa todavía no se sabe qué pasó con ellos.
Lo más preocupante es que hasta ahora, sigue sin haber una respuesta a la pregunta que ha marcado y dolido a México desde aquella fatídica noche: ¿dónde están los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa?
En palabras de Mons. Rogelio Cabrera López: “seguimos, esperando que se esclarezca el crimen, se sancione a los culpables y se haga prevalecer el estado de derecho, a fin de garantizar una vida más digna. Eso es lo que pide México y pide el mundo. Nuestra esperanza no muere”.
Y así es, la esperanza no muere y menos en esos padres y madres que día a día siguen buscando a sus hijos o familiares que han sido víctimas de esta guerra con el Crimen Organizado.
¡Justicia!