Por: Don Maqui
La manifestación en la Ciudad de México que empezó a gestarse en distintos estados de la República ha querido ser minimizada por los aduladores de Andrés Manuel López Obrador, pero es evidente que movida o no por intereses creados empieza a causar estragos en el gobierno federal.
La cuenta de cuántos son es lo de menos lo importante es la acción, no sé si el gobierno deja de preocuparse por los manifestantes o bien por quienes los patrocina no podemos perder de vista que esos movimientos aparentemente genuinos como el del propio López Obrador en 2006, siempre vienen fortalecidos por un sector pudiente de la clase social alta en México que ve una posibilidad de debilitar a quien no juega acorde a los intereses
Apoco los del gobierno federal creen que nos tragamos el cuento que en 2006 todo fue producto del hartazgo del pueblo y que los cientos de días postrados los manifestantes en reforma sin trabajar y sin dedicarse a nada más que participar en esa protesta fue gratis.
Pensar así sería ingenuo, pensar que no estaba financiada la manifestación de aquellos años por una fuente distinta al propio López Obrador sería engañarnos solos.
Ese es el verdadero peligro que hoy acecha a López Obrador, pareciera que sus detractores sobre todo los poderosos económicamente han encontrado o creado según el cristal con el que queramos mirar las cosas, el frente que ha desestabilizado la aparente calma en que estaba el presidente y su socia jefa de gobierno Claudia Sheinbaum.
Perder la vista de que se le puede hacer un boquete a su Cuarta Transformación sería catastrófico para el presidente, hoy parece que debe dejar de lado la arrogancia ordinaria de minimizar cada disgusto de a quienes llama sus oponentes para con su gobierno, debe estar pensando y mucho que así comienzan los grandes movimientos sociales en el mundo con un grupo pequeño de personas que van sumando simpatías a lo largo de su camino.
Más grave aún para el presidente van sumando adeptos poderosos financieramente.
Es un error garrafal mediáticamente verlos cerrando el paso el día de ayer y continuar el día de hoy, privando el derecho fundamental a la manifestación de las ideas porque este es pacífico y acorde a la constitución.
Cuidado señor López Obrador que hoy está en la línea delgada de que todo su esfuerzo por llegar a la presidencia comienza a derrumbarse con un enemigo invisible para usted y para su equipo, pero para el mundo ya lograron ponerle una pequeña mancha a su capacidad de negociar.
Ojalá no se deje seducir más por el canto de las sirenas que le dicen una y otra vez que 30 millones de mexicanos lo llevaron al poder y lo siguen respaldando algo está haciendo mal su gobierno para lograr generar este tipo de descontentos.
Por el bien de México esperamos que reine la cordura en su actuar y que le de visibilidad a la manifestación para lograr acuerdos políticos que favorezcan a nuestro país.