POR: DON MAQUI

La política de reciclaje está de moda, pero no en el sentido ecológico, sino en el más vil y miserable de los sentidos: reciclar obras que ya existían y presentarlas como logros de una nueva administración.

El Alcalde de Allende, Lalo Leal, se ha subido a esta ola con un cinismo que raya en la burla, recientemente, presumió una “nueva” caseta de policía como si fuera una hazaña propia, cuando en realidad, esa obra fue realizada durante la administración de la ex Alcaldesa Paty Salazar.

La evidencia está en los medios de comunicación y en los registros de la misma ciudad, donde se documentó la construcción de esa caseta años atrás.

Lo peor de todo no es sólo el descaro de presentarse como el autor de una obra ajena, sino el gasto innecesario que conlleva este reciclaje, mientras Allende sigue esperando proyectos verdaderamente transformadores, Leal se limita a darles “retoques” a lo que ya estaba hecho, como un pintor de brocha gorda que cubre las grietas con promesas vacías.

¿Qué tipo de liderazgo es ese? un alcalde que, en lugar de innovar y atender las necesidades reales de la comunidad, se aferra a lo ya hecho, como si una caseta de policía “reciclada” fuera el futuro de la seguridad en el municipio.

No hay excusa para tal desvergüenza, la manipulación de la verdad, la falta de visión y, lo más indignante, la mentira constante sobre lo que ya estaba hecho, sólo demuestran que este tipo de administraciones no tienen ideas frescas ni proyectos realmente relevantes.

El reciclaje de obras no es un avance, es un fraude y una burla para los ciudadanos, los habitantes de Allende merecen mucho más que el teatro de un Alcalde que se aprovecha de lo que ya estaba en pie para hacer ver que está cumpliendo su labor, es hora de que la política deje de ser un campo de reciclaje y se convierta en una verdadera plataforma de cambio y progreso.

Lalo Leal, con su estrategia de “reciclaje político”, no sólo está engañando a los ciudadanos, sino que está desperdiciando recursos en obras ya hechas, cuando lo que la gente necesita son soluciones auténticas y no la repetición de promesas vacías, la historia lo juzgará por este tipo de manejos, pero los habitantes de Allende ya lo están viviendo en carne propia.