POR: DON MAQUI
En un acto digno de la más grotesca tragicomedia política, los magistrados Mónica Soto, Felipe de la Mata y Felipe Fuentes decidieron hoy que la Constitución es un documento decorativo, un estorbo polvoriento que se acomoda y se dobla a los caprichos de la Cuarta Transformación.
Con tres votos, estos nuevos héroes de la simulación política convirtieron en realidad la inmortal cinta “La Ley de Herodes”, el Artículo 134 constitucional, esa vieja traba que prohibía que los funcionarios desviaran recursos públicos para promover campañas electorales, fue oficialmente declarado obsoleto… por sentencia judicial.
¿Su argumento?, un desfile de sofismas para justificar lo injustificable, que como la elección judicial es “inédita”, ahora cualquier servidor público puede “informar” y “motivar” el voto, ¡Claro!, informar… pero siempre en la dirección que ordena el Palacio Nacional.
Soto, que hoy se ganó un lugar en los anales del oportunismo jurídico, despotricó contra el INE, acusándolo de querer monopolizar la promoción, olvidó, como suele pasar cuando la ambición nubla el decoro, que el Instituto sólo trataba de aplicar la letra constitucional que ella juró respetar, para ella, los servidores públicos son solo ciudadanos inocentes que deben tener derecho a “educar” a los votantes, una ternura.
Por su parte, De la Mata se tiró al precipicio del cinismo, dijo que era “odioso” seguir considerando tabú que el poder intervenga en elecciones, en su nuevo universo jurídico, la Presidenta de la República, los Gobernadores y los Diputados son neutrales, desinteresados y puros, ¡Cómo no! ¿Y Santa Claus existe y es Consejero del INE?
Felipe Fuentes, por su lado, intentó envolver la traición en papel de regalo académico, habló de democracia “deliberativa” y de funcionarios públicos como “agentes educativos”, lástima que olvidó decir que en esta democracia deliberativa, el Estado será juez, parte y árbitro a la vez, ¿De qué deliberación hablamos cuando los recursos públicos estarán al servicio de una sola voz?
Mientras ellos repartían bendiciones al desvío de recursos, los magistrados Reyes Rodríguez y Janine Otálora defendieron, en solitario y con dignidad, el sentido común, advirtieron que abrir la puerta a la propaganda gubernamental en un proceso electoral rompe de tajo la neutralidad exigida por la Constitución, pero sus votos fueron, como la decencia en estos tiempos, insuficientes.
Así, en un fallo histórico (por su desvergüenza), el Tribunal Electoral no solo desmanteló el artículo 134, también dejó claro que en México, si la ley estorba, se le cambia el sentido hasta volverla irreconocible.
Hoy, Soto, De la Mata y Fuentes pueden dormir tranquilos, cumplieron su misión, Morena, que lloraba amargamente en Palacio, en el Senado y en la Cámara de Diputados, ya tiene vía libre para usar todo el aparato gubernamental en la elección judicial.
La película de “La Ley de Herodes” no era sátira, era profecía.
Y mañana, que nadie se sorprenda si la Constitución, esa vieja señora decrépita, termina en manos del verdugo.