Miren que cosa tan linda de quienes dirigen un Partido Político en Nuevo León y México, le exigen a todo mundo apoyar contingencia, le piden igual a Alcaldes que a AMLO, que Gobernador y así se la pasan exigiendo acciones, pero oh sorpresa, en nuestra entidad nadie ha sido capaz de decir, vamos a devolver la millonada que nos gastamos en pagar favores políticos, en maquillar números para pagarle a los amigos, no eso no está en las posibilidades de ellos.

Imaginen ustedes que Mauro Guerra Villarreal y todo su sequito de amigos-socios de Raúl Gracia, Chefo Salgado y Víctor Pérez gastan cerca de 2 millones de pesos mensuales en sueldos de funcionarios de partido que no hacen nada por la ciudadanía, sino más bien, son parte de un ensamblaje interno para mantener el poder.

En el PRI las cosas no son distintas, solo hay una diferencia mínima entre lo que recibe el PAN y el PRI, algo así como 15 millones nada más.

Por otro lado, esta Morena que recibe 38 millones y es un desastre en la entidad, nadie sabe quién manda, pero eso sí, el billete se lo rechupan quien sabe quién y quién sabe dónde, porque ni militancia, ni eventos, ni dirigencia, ni nada de estructuras tienen aquí, por tanto, su donativo a causa noble, solo dejaría pobres a unos cuantos o cuantas de ese instituto político.

Los nuevoleoneses salieron también buenos para chuparle a la ubre presupuestal, ahí es más grave la cosa, porque en ese partido solo existen cuatro militantes y todos ellos además del dinero del partido se meten a la bolsa un sueldazo como senadores, diputado local y obvio, el más favorecido con esto su dirigente que maneja a maga ancha el recurso público y sin quien lo fiscalice.

El Partido Verde Ecologista es una vergüenza reciba 19 millones de pesos, esa franquicia igual dominada por una parvada de buitres que solo aparecen cada elección para negociar cuando así sea el caso, tienen una oficina que parece más negocio de factureros que partido político, lo más rescatable es el Tucán que por lo que vemos cobra una millonada por aparecer ahí, lo bueno es que con el nuevo etiquetado deberá de desaparecer de la imagen de Niños Verdes.

Qué decir del Partido del Trabajo que ahí la familia Anaya Rodríguez se embolsa alegremente cerca de 18 millones de pesos y pues, todos felices y contentos, el negocio familiar más próspero de la historia, si, incluso más que el de Muro Guerra y sus familiares Diputados, lo de PT es vergonzoso recibirlo en esta emergencia, ojalá el Porfe y su señora esposa recapaciten y cedan su dinero al pueblo.

Del Partido de los maestros que también es prospero para brujos y alimañas extrañas como esas, que se puede decir, se roba, perdón, se gastan más de 15 millones en nada, bueno, si seguramente en mantener su clientelar magisterio contento, a sus líderes, tampoco les vendría mal un año sacrificarse poquito, finalmente llevan así viviendo en la opulencia cerca de 10 años.

A todos esos partidos les va como añillo al dedo la frase de Benito Juárez, MALDITOS AQUELLOS QUE CON SUS PALABRAS DEFIENDAN AL PUEBLO, PERO QUE CON SUS ACCIONES LO TRAICONAN, por eso hoy que es una pandemia, solidaridad les vendría bien, es su momento de decirle adiós a los privilegios por este año.

Seguros estamos que la clase política no hará nada por los infectados, menos por los que estamos sanos, será de nuevo ver pasar la situación, gritar desde la comodidad del sueldazo partidista y agitar la voz, gritando ladrones, ladrones, ladrones a todo aquel que sienten les roba lo que ellos tantas veces le han robado al pueblo.

Por eso debemos alzar la voz los ciudadanos, quienes tenemos que quedarnos en casa, pero sin cobrar, los que no contamos con sueldos suntuosos, que la seguridad social es pésima, debemos exigirles un alto, solo este año, solo hoy, solo por la contingencia que muestren como decimos por acá en el norte, tener tantita madre de vergüenza y no gastar ese dinero de nuestro impuesto en lo que ordinariamente lo hacen.

Si somos capaces hoy de exigirles a esos buitres de profesión, no solo habremos sorteado una pandemia, también combatiremos una epidemia de ratas de alcantarilla, que gastan a manos llenas dejando un pueblo pobre y una clase política rica.