Los neoleoneses nos encontramos inmersos en una de las peores crisis de las últimas décadas. La falta de agua que estamos sufriendo, si bien es producto de las graves sequías de los últimos años, también es resultado de una falta de planeación y previsión de distintos gobiernos; de la consecución de desatenciones y negligencias que no nos permitieron llegar preparados a esta muy previsible situación.

 

Nuestras principales presas se encuentran en niveles críticos y el sistema hídrico estatal no cuenta con la capacidad de proveer el suministro de agua las 24 horas a la zona metropolitana de Monterrey. Los ciudadanos nos hemos tenido que adaptar a estas circunstancias, siguiendo los horarios y planes presentados por el Gobierno. Y como en todas las crisis, la tenacidad y el talante de los neoleoneses ha sobresalido: con un alto sentido de solidaridad, la gente se ha apoyado y han logrado sobrellevar las difíciles circunstancias que implica no tener acceso a este vital líquido.

 

Pero no olvidemos que nadie debería sufrir lo que estamos sufriendo, pues el acceso al agua no es un privilegio, sino un derecho y los gobiernos están para garantizar que los ciudadanos podamos ejercer nuestros derechos a plenitud. Por eso es responsabilidad de nuestros representantes resolver esta crisis y no esperar a que la naturaleza haga lo propio. En Nuevo León no solo no se ha asumido esa responsabilidad a plenitud, sino que encima de la situación de desabasto se han aumentado las tarifas.

 

Es cierto que algunos alcaldes y funcionarios han tratado de atender esta circunstancia desde sus posibilidades, con pipas y puntos de distribución, pero lo que los gobiernos locales logran hacer con mucho esfuerzo son apenas paliativos para la situación crítica que muchas familias atraviesan. Es momento de pensar en soluciones integrales y de largo plazo, pues los efectos del cambio climático llegaron para quedarse. Es momento de hacer lo que gobiernos anteriores no hicieron: planeación estratégica para resolver los problemas de ahora y del futuro.

 

Como Diputado Federal y representante popular, considero que deben retomarse e iniciarse a la brevedad las grandes obras de infraestructura hídrica que se han postergado de forma irresponsable. En su momento, el Proyecto Monterrey VI prometía un abasto de agua para esta región por varios lustros, ante ello, sería imperdonable no reevaluarlo. Así como ese, cualquier otra opción que abone al abastecimiento de agua, debe ser considerada.

 

En el pasado he escuchado decir que invertir en obras hídricas no viste a los políticos porque la ciudanía no reconoce sus beneficios de forma inmediata. Este dicho y la actitud que conlleva es absolutamente irresponsable. Quienes tenemos la oportunidad de trabajar en el servicio público tenemos que priorizar el bien común y no el aplauso; debemos actuar con pensamiento estratégico y no en la mediocridad del corto plazo. Espero que a quienes hoy les toca gobernar, tengan esa mentalidad: actuar para que la grandeza de Nuevo León perdure en el tiempo.

 

AUTOR: JUAN ESPINOZA EGUÍA

Diputado Federal por el PRI

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