POR: DON MAQUI

Mucho se ha hablado en los últimos días sobre lo que pretende la cuarta transformación ahora con su intento de reformar la ley, o más bien, crear un marco regulatorio sobre las redes sociales.

Dicho instrumento, les guste o no, se convirtió en una válvula de escape para tanta y tanta gente que no encontraba en los medios tradicionales el eco de sus reclamos; hoy en día, una publicación en Twitter o Facebook puede ser más efectivo que cualquier medio tradicional.

El ser gratuitas ha provocado que la interacción entre la comunidad que ahí habita sea constante y dinámica, quizás por eso el gobierno teme que cualquier acto de corrupción que en el pasado debía de ser descubierto por un medio tradicional y con el cual se podía pactar, transite a la velocidad de la luz, literalmente.

Ya no puedes ocultar un video en vivo, no puedes esconder un acto indebido grabado en el momento, tampoco puedes frenar a los millones y millones de usuarios que escriben sus críticas ácidas fundadas o infundadas sobre el ejercicio gubernamental todos y cada uno de los minutos que tiene el día.

Quizá ahí estriba la necesidad apremiante que le surgió a Ricardo Monreal como pastor de los senadores de Morena para tratar de regular las que antes para ellos eran “las benditas redes sociales”, y que ahora muestran ser ingratos con esa herramienta que los puso competitivos frente a la parábola mental y la comunicación oficial contratada desde el propio gobierno.

Es una verdadera lástima ver que las libertades tan simples y sencillas como tomar tu teléfono, ingresar a una Red social y postear alguna opinión pueden ser pisoteados y regulados por un gobierno que parece réplica de los otros de su misma característica de izquierda.

Los críticos de Andrés Manuel inmediatamente voltean los ojos hacia Venezuela y dan cuenta que allá Hugo Chávez inició esto mismo que hoy pretenden.

Veremos a los gigantes de la comunicación digital si lo permiten, pero más aún veremos si el 6 de junio la ciudadanía no le frena Andrés Manuel todas sus ocurrencias quitándole la mayoría en la Cámara de Diputados y con ello, la posibilidad de seguirle informando a diestra y siniestra lo que decida, veremos y escribiremos, téngalo por seguro.