Tal como lo hemos mencionado en reiteradas ocasiones y de manera pública, el principal problema de Morena no son sus estatutos o sus militantes, sino su organización, que para ser concretos no existe.
La desorganización dentro del Partido es tan notoria que, iniciando en el sector nacional, solo es cuestión de voltear a ver a la presidenta en funciones, Yeidckol Polevnsky, quien no encuentra donde esconder la cabeza y que ella misma, con sus declaraciones genera la división de Morena.
En el mismo tenor, está la llegada de Ramírez Cuellar a la dirigencia nacional e impuesto por el Consejo Nacional Extraordinario de Morena, por lo que, iniciando, solo ahí, no se tiene a quien seguir. No existe un liderazgo dentro del partido.
Pasando a Nuevo León, se tiene a una dirigente tan incompetente que no ha sabido como garantizar para sus militantes un sistema justo dentro de la Organización.
Palabras faltan para explicar la incompetencia morenista desde su dirigencia, donde el principal problema que tienen es que las divisiones de grupos en el partido ya están cobrando factura y a un año de elecciones parece que no se ponen de acuerdo y mucho menos se deciden por qué línea seguir, si es que existe una.
Ahora, Polevnsky ha expresado públicamente que ex priistas y otros ex militantes de partido son bienvenidos en las arcas de Morena, y no es nada nuevo, recordemos que la mayoría del gabinete presidencial son ex de otro partidos, así como un sinfín de legisladores que encontraron en Morena su salvación (provisional).
De acuerdo con lo estipulado, la decisión de aceptar expriistas o expanistas dentro del partido nace que en el partido no hay dedazos y que el partido no rechazará a nadie.
“Morena es un partido político no el club de Yeidckol, se hace lo que los estatutos dicen, no lo que yo diga”, expresó Polevnsky, ¿segura?
Morena si no se arregla se irá al despeñadero, así como decía el ahora presidente López Obrador. El ejemplo claro de como destruir un partido lo tienen en el PRD que sus tribus se comieron al partido. El PAN la corrupción de los cacicazgos se llevaron al partido al precipicio y el mismo camino va que corre Morena.
Solo el tiempo dirá.