EDITORIAL

“Hanna” fue el primer huracán de la temporada ciclónica del Atlántico en este año y desde que era una depresión, las autoridades del Servicio Meteorológico Nacional le dieron seguimiento, así que siempre supimos que lo tendríamos que recibir en esta ciudad.

Ante la experiencia que nos dejaron otros fenómenos como Ingrid o Fernand, sabíamos que no teníamos opción más que esperar su embate, pero como en muchos aspectos de la vida, la prevención juega un papel muy importante para reducir los daños.

La prioridad para mí como Presidente Municipal de Monterrey son sus habitantes y después su patrimonio; así que reuní a los secretarios de las dependencias integrantes del Comité de Contingencias Meteorológicas para analizar los escenarios que se podrían presentar por “Hanna”.

Tomamos medidas como cerrar con anticipación los pasos viales que ya es usual que se conviertan en zona de conflicto con lluvias, esta medida la aplicamos desde el sábado 25 de julio, en que se empezaron a sentir las primeras lluvias por la tormenta.

Pero la madrugada del domingo 26, sentimos la fuerza de “Hanna” en toda la zona noreste del país, y aunque ya estaba degradada a tormenta, dejó, según el registro pluviométrico de Conagua más de 550 milímetros acumulados de precipitación en Monterrey.

El pronóstico ya estaba dado, sabíamos que la supervisión de las labores de limpieza de drenajes, el cierre de vialidades, la atención a personas vulnerables, y la vigilancia en zonas de riesgo, teníamos que efectuarla personalmente y lo hicimos.

Y sí, se registraron hechos inéditos, que ni el huracán “Alex”, el más devastador de los tiempos modernos dejó, como la inundación total del paso a desnivel de Gonzalitos y Fleteros, que se dio como en otras zonas, por la cantidad de basura que arrastra la lluvia, por eso, servicios públicos laboró antes, durante y después de la tormenta recolectando en tres días más de 500 toneladas de basura y 700 de escombro y lodo.

Los agentes de tránsito cerraron en total 43 pasos viales durante el embate de “Hanna”, pero en 24 horas ya estaban operando de nuevo.

En el recuento de daños, que en esta capital rondan en 300 millones de pesos, principalmente por afectaciones a las vialidades, puedo decir que la rápida actuación de los compañeros de Protección Civil, Servicios Públicos, Policía, Tránsito y finalmente Desarrollo Social, ayudó a enfrentar las afectaciones por la gran cantidad de lluvia.

Y para eso, nos sirvió de manera preponderante, el Sistema de Seguridad e Inteligencia, que, con sus dos mil cámaras, monitoreamos el estatus de calles, arroyos, y ríos que pasan por Monterrey y así pudimos efectuar 17 rescates de personas atrapadas en sus vehículos en áreas anegadas.

Como dice el dicho, “cuando llueve y hace viento, quédate adentro”, y otra vez, así como con la contingencia por el COVID, le pedimos a la gente que no saliera y no salió y eso nos permitió no padecer una tragedia generalizada.
Ninguna ciudad está preparada para enfrentar graves emergencias, pero en Monterrey, el manejo financiero que iniciamos desde hace cuatro años ya rindió frutos y hoy podemos enfrentar, con recursos propios y sin generar deuda, las crisis de salud y económica por la pandemia y, además, reparar los daños que nos dejó “Hanna”.

“Lo Primero es Monterrey”