El día de ayer, elementos de la Fiscalía General de la República (FGR) detuvieron al exmandatario de Puebla, Mario Marín Torres, tras realizar un operativo en un domicilio que se localiza en el puerto de Acapulco, Guerrero.

La detención surge después de varios meses de investigaciones administrativas y de campo, en las que resultaron que, presuntamente, Marín Torres cometió el delito de tortura contra la periodista Lydia Cacho, por ello, y ante los indicios de su culpabilidad, un juez decidió conceder una orden de cateo a los elementos adscritos a la fiscalía.

Lo importante de estas investigaciones, como recordaremos, fue una llamada que sostuvieron Mario Marín y el empresario Kamel Nacif, en donde surgió el apodo de mi “Gober precioso”, el cual tiene origen cuando esta llamada se hizo pública y quedó a la luz de la opinión pública.

Así mismo, el día de ayer, el ex dueño de Altos Hornos, Alonso Ancira, fue extraditado a México para ser internado en el Reclusorio Norte, en donde la defensa legal del excorporativo intentó ampararlo, sin embargo, dicho recurso fue denegado.

Éste individuo es acusado de un presunto soborno que asciende a los 3.5 millones de dólares a Emilio Lozoya, ex director de Pemex, esto con el fin de que el Gobierno Federal, que encabezaba Enrique Peña Nieto en ese entonces, adquiriera la planta de Agronitrogenados ubicada en Veracruz.

Con estas dos detenciones, la Fiscalía General de la República (FGR) tendrá que ser más exhaustiva y capaz para poder llevar a estos probables actores corruptos a la justicia, sin embargo, como se sabe, la voluble “rectitud” mexicana siempre queda deber cuando tienen la oportunidad de enaltecer su institución, pero nunca es de esa manera, lamentablemente, vivimos en una época de incompetencia y de influyentismo.